Viernes 26 de marzo
Aunque queriamos haber salido de Madrid a las 15,00, no lo conseguimos hasta dos horas después por lo que decidimos no arriesgarnos a posibles atascos y tomamos la R-5. Así, dejamos Madrid sin problemas disfrutando de un paisaje de recién estrenada primavera donde el verde lo alfombraba todo salpicado de amarillos y blancos de miles de florecillas que tapizaban las dehesas de encinares extremeñas, y así nos dejamos sorprender por la noche y paramos a pernoctar en donde lo habíamos hecho ocho años atrás, cuando entonces nos acompañaban nuestros hijos de 12 y 8 años en lo que sería nuestro segundo viaje con nuestra recién adquirida VW California de segunda mano.¡qué distinto y lejano me parece todo ahora! Llenos de muchas más ilusiones, nuestra pequeña camper nos parecia un palacio. ¡ Y como la disfrutamos!
Estamos a 10 km de Badajoz, en Viladefranco en nuestra segunda camper que tiene ya 4 años, y esta vez solos, acompañados únicamente por nuestra segunda compañera peluda, Tula. Mara en diciembre nos dejó para hacer su último viaje, esta vez sola dejándonos un vacío que no conseguimos llenar. Para Tula es su primer viaje de varios días. Y no la debe de parecer muy divertido, ya que parte del viaje lo ha hecho temblando. Hemos aparcado en la parte de arriba de este curioso pueblo “colonial” de la época franquista en un sitio estupendo donde pasaremos una tranquila noche.
Sábado 27 de marzo
Nos acercamos
Tras desperezarnos, dimos un paseo y nos preparamos para afrontar los 300 km que nos separaban de lo que iba a ser nuestro primer destino: Santiago do Cacem, a las ruinas
romanas de Miróbriga que encontramos después de dar alguna vuelta de más ya que no aparece marcada en los carteles como tal, sino como “ruinas de Mohino”.

Están en un bonito lugar y lo primero que llama la atención es el tamaño de las losas de la calzada romana que conduce a las termas. Este conjunto termal comprende dos edificios distintos las llamadas Termas Este y las Termas Oeste, así
como un puente romano que unía el foro y el circo.
Estamos a 10 km de Badajoz, en Viladefranco en nuestra segunda camper que tiene ya 4 años, y esta vez solos, acompañados únicamente por nuestra segunda compañera peluda, Tula. Mara en diciembre nos dejó para hacer su último viaje, esta vez sola dejándonos un vacío que no conseguimos llenar. Para Tula es su primer viaje de varios días. Y no la debe de parecer muy divertido, ya que parte del viaje lo ha hecho temblando. Hemos aparcado en la parte de arriba de este curioso pueblo “colonial” de la época franquista en un sitio estupendo donde pasaremos una tranquila noche.
Sábado 27 de marzo
Nos acercamos
Tras desperezarnos, dimos un paseo y nos preparamos para afrontar los 300 km que nos separaban de lo que iba a ser nuestro primer destino: Santiago do Cacem, a las ruinas

Están en un bonito lugar y lo primero que llama la atención es el tamaño de las losas de la calzada romana que conduce a las termas. Este conjunto termal comprende dos edificios distintos las llamadas Termas Este y las Termas Oeste, así
Desde el foro en la parte superior y con los restos de lo que sería algún templo y rodeado de una zona comercial, se disfrutan de unas vistas espléndidas.
Pusimos rumbo a la playa, a Porto do Covo, pero lo pasamos sin apenas darnos cuenta. Hicimos un pequeño tramo de carretera donde pudimos ver varios aparcamientos junto al mar y con
autocaravanas y de pronto nos encontramos en medio de una población que atravesamos y dejamos atrás. Cuando quise buscar la playa que tenía anotada (Pessegueiro) me dijo Angel que la habíamos dejado atrás 9 km antes.
De camino hacia el sur y antes de Vilanova de Milfontes topamos con un mercadillo que me dispuse rauda a inspeccionar –confieso mi pasión por ellos-. Resultó ser enorme y vendían absolutamente de todo: desde frutas, quesos, chorizo, calzoncillos, zapatos, plásticos, cuchillos, toallas….compramos unos pasteles, de 5
variedades distintas, pan dulce que resultó ser muy económico ya que llegó hasta Madrid, fresas y unos quesos enanos y continuamos a la población donde comimos en un aparcamiento sobre la playa, no sin antes bajar para pasear por ella. Era la primera vez que Tula pisaba una y veía el mar. Y pronto descubrió que aquello le gustaba, el suelo estaba blandito, aunque eso de que el agua “se acercara” y “se moviera” no la gustaba mucho.
Descansamos un poco y nos dirigimos a buscar un tranquilo y bonito lugar junto al mar donde poder pasar la noche. Con esta intención nos dirigimos a
Almograve, pequeña población con un aparcamiento junto a la playa, pero
decidimos continuar un poco más al sur en busca de algo un poco más “salvaje”. Así tomamos una pista que en pocos metros nos llevó al otro extremo de la playa, lugar que elegimos: parecía más tranquilo, era plano y al borde de un acantilado donde el mar se estrellaba y con una enorme y bella playa junto a tres autocaravanas más. Unos holandeses nos dijeron que había agua potable buena, como pudimos comprobar por los numerosos coches portugueses que se acercaban a llenar garrafas y garrafas de agua. No quisimos ser menos y tras comprobar que efectivamente el agua era estupenda y cuando cesó el goteo de visitantes en busca del agua maravillosa, recargamos nuestro depósito pensando en si al día siguiente tendriamos una hermosa descomposición por beber agua sin clorar, cosa, al que nuestros “urbanitas” estómagos no están acostumbrados.
Domingo 28 de marzo
El “día de las playas” alentejanas.
Amanece una mañana espléndida, bajo un cielo azul y un océano más tranquilo e iluminado por el sol. Paseamos una vez más por esta hermosa playa y pusimos rumbo a lo que sería el “dia de las playas”.

La primera fue la de Zambujeira do Mar, que se descubre desde lo alto de la población, tranquila, hermosa, recogida…toda una belleza y en un pequeño pueblo de casas encaladas contrastando con los coloridos amarillos y azules de los marcos de sus ventanas y puertas.
Vimos que la carretera continuaba por la costa, pero algún objeto grande estaba colocado en medio, como si estuviera cortada, así que nos dejamos llevar por las indicaciones del tomtom que nos alejaban de la costa.
Parte de este viaje lo preparé con el google earth viajando por toda la costa alentejana y del Algarbe anotando las coordenadas de aquellas playas bonitas, que carecían de construcciones cercanas, que eran accesibles y con aparcamientos y
he podido comprobar que he acertado en la gran mayoría de los casos, aunque en la zona del Algarve esto no resultó ser tan exacto ya que al estar más urbanizado podría haber varios accesos a la misma playa.
Así, le di al tomtom las coordenadas de la playa de Carvahal (N 37º30’01.16 y O 8º47’26.51) y nos dejó en una hermosa y pequeña cala, una playa abrigada por ambos lados y en la que solo había dos personas más. Pequeña, tranquila, solitaria, salvaje y preciosa, con un buen aparcamiento totalmente plano.
Paseamos disfrutando de la paz del lugar y del momento y pusimos rumbo a Odeceixe, pueblo que tiene prohibiciones para circular las autocaravanas por él. Nos dirigimos a su playa por una carretera que discurre paralela al río que en su desembocadura va formando un verde valle, pero al llegar al Odeceixe playa aparece de nuevo la prohibición expresa para autocaravanas. Nos desvían a un aparcamiento desde donde nos acercamos a admirar su inmensa playa y la desembocadura. Las vistas son espléndidas. Lástima que haya estas prohibiciones que me enojan y motivan que dejemos la ciudad sin dar un paseo por sus calles.
Descansamos un poco y nos dirigimos a buscar un tranquilo y bonito lugar junto al mar donde poder pasar la noche. Con esta intención nos dirigimos a
Domingo 28 de marzo
El “día de las playas” alentejanas.
Amanece una mañana espléndida, bajo un cielo azul y un océano más tranquilo e iluminado por el sol. Paseamos una vez más por esta hermosa playa y pusimos rumbo a lo que sería el “dia de las playas”.
La primera fue la de Zambujeira do Mar, que se descubre desde lo alto de la población, tranquila, hermosa, recogida…toda una belleza y en un pequeño pueblo de casas encaladas contrastando con los coloridos amarillos y azules de los marcos de sus ventanas y puertas.
Vimos que la carretera continuaba por la costa, pero algún objeto grande estaba colocado en medio, como si estuviera cortada, así que nos dejamos llevar por las indicaciones del tomtom que nos alejaban de la costa.
Parte de este viaje lo preparé con el google earth viajando por toda la costa alentejana y del Algarbe anotando las coordenadas de aquellas playas bonitas, que carecían de construcciones cercanas, que eran accesibles y con aparcamientos y
Así, le di al tomtom las coordenadas de la playa de Carvahal (N 37º30’01.16 y O 8º47’26.51) y nos dejó en una hermosa y pequeña cala, una playa abrigada por ambos lados y en la que solo había dos personas más. Pequeña, tranquila, solitaria, salvaje y preciosa, con un buen aparcamiento totalmente plano.
No sin cierta pena, dejamos at
Aquí, igualmente nos prohiben estacionar en la parte más bonita que se asoma al acantilado y al mar, así que decidimos buscar la siguiente playa en Carrapateira, la de Bordeira (N37º 11’50,45; O 8º54’23.08)
Contemplando este maravilloso espectáculo que llena toda la vista a derecha e izquierda y hasta
Tras darnos una buena ducha, me acerqué para
Alguna foto más
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